27.2.10


No estaba luchando en contra de nadie más que de mí misma. Estaba pendiendo entre la vida y la muerte, esperando sin esperanzas que apareciese un signo, una persona, un gesto, un abrazo, una palabra que me salvase de mi muerte inminente. Y la nada misma. Nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario